Si existe en París una verdadera joya del arte gótico, que de ningún modo debemos dejar de visitar, esa es, sin duda, la "Sainte-Chapelle". Forma, junto con la "Conciergerie", el "Palacio de la Cité", residencia y sede del poder de la monarquía francesa desde el siglo X hasta el siglo XIV.
Hoy, ambas se encuentran incluidas en el "Palacio de Justicia", su nueva sede, de modo para visitarla debemos acceder a él, lo que supone unos inevitables minutos de cola, y la correspondiente revisión en los arcos de seguridad.
Una vez en el patio del "Palacio de Justicia", podemos entrever la impresionante aguja, que se ha convertido en seña de identidad de la "Sainte- Chapelle". Vamos allá, os apetece acompañarme?
Será Luis IX, rey de Francia entre 1226 y 1270, y más tarde San Luis, quien encargue la construcción de la Capilla para custodiar las "Reliquias de la Pasión de Cristo", y especialmente la más importante, la Corona de Espinas, adquirida en 1239. Dado que las Sagradas Reliquias habían pertenecido a los emperadores de Constantinopla desde el siglo IV, Luis IX quiere, al comprarlas, convertir a Francia en una "Nueva Jerusalén" y por tanto en una segunda capital de la Cristiandad.
El proyecto de este "relicario de piedra", como se le ha denominado, se atribuye al arquitecto Pierre de Montreuil, quien ideó un diseño con dos capillas superpuestas. Las obras se llevan a cabo entre 1242 y 1248, siendo este último, el año de su consagración.
El diseño exterior es relativamente sencillo, de tal modo que el arquitecto utiliza la capilla inferior como basamento de los pilares y contrafuertes que sostienen la capilla superior, permitiendo así que se abran espacios libres, que serán ocupados por las enormes vidrieras, coronadas en cúspide, que hacen de la capilla una obra maestra, única en el mundo. El techo, con gran inclinación, se adorna con una delicada balaustrada de mármol, y está coronado por una imponente y esbelta aguja labrada, de 75 metros de altura.
Dos altas torres en aguja cierran la fachada, que encontramos precedida por el pórtico, coronado a su vez por el gran rosetón en punta, con temas del Apocalipsis. Sin embargo, si nos fijamos con detalle, veremos que cada elemento estructural parece perder consistencia para convertirse en un sutil bordado; las nervaduras se adelgazan, los pináculos se afinan...todo va casi desapareciendo, para dar lugar a esos enormes vitrales que dejarán pasar al interior la luz del Creador, elevando el espíritu de los hombres hacia aquello que están llamados a contemplar.
Como hemos dicho, se trata de dos santuarios superpuestos. Desde el principio quedó claro que las Reliquias se situarían en la Capilla superior, a la que sólo podían acceder el Rey, sus allegados, y los canónigos encargados de celebrar los Oficios, a través de la terraza exterior, que se encontraba unida al propio Palacio.
Por su parte, la Capilla inferior era el lugar de culto para el personal de Palacio y la gente del común, por lo que contaba con una entrada desde el exterior. Hoy en día, debemos acceder a la Capilla superior subiendo por una estrecha escalera de caracol. La planta del templo es muy sencilla, de tipo basilical, con un ábside semicircular.
Empezamos nuestro recorrido por la Capilla inferior, que como hemos dicho tiene acceso desde el exterior, de modo que la Vírgen, patrona del santuario, recibe al visitante. Con apenas 7 metros de altura, tiene tres naves: una central, de gran tamaño, y dos laterales mucho más pequeñas. En el ábside de la izquierda, sobre la puerta que daba a la antigua sacristía, hay un fresco de la Anunciación, datado en el siglo XIII, que es el mural más antiguo de París.
El techo, abovedado, se sostiene mediante unos codales calados, que unen las columnas de las naves laterales, a los muros de los lados. Éstos, a su vez, están decorados con pequeños arcos trilobulados, sostenidos por columnas más pequeñas. Sobre ellos, doce medallones en los que figuran los Apóstoles.
Sin embargo, si hay algo que nos llama la atención, es el predominio del color. Hay que tener en cuenta, que durante el periodo revolucionario, la Capilla, símbolo indiscutible del derecho divino que asiste al Rey, sufriría, como ya comentamos en el caso de Notre-Dame, toda clase de asaltos, saqueos y deterioros: el mobiliario y la sillería del coro fueron robados, la aguja de la cubierta derribada, los tímpanos dañados, y las Santas Reliquias esparcidas por diferentes lugares. Únicamente las estatuas consiguieron salvarse.
Es por ello que en 1846 comienza una intensa campaña de restauración, a la que se debe gran parte de la decoración policromada, y el aspecto actual del templo. El encargado principal de la restauración es el arquitecto francés Félix Duban y bajo sus ordenes un jovencísimo (aunque ya viejo conocido nuestro) Eugéne Viollet-le-Duc.
Así, sobre el intenso azul de las bóvedas, encontramos en oro la "flor de lis", el símbolo de la familia real francesa. También la podemos ver en las columnas, alternando en este caso con aquellas de fondo rojo, sobre las que resaltan las doradas torres de Castilla, armas de la familia real castellana, pues la madre de Luis IX no era otra que la reina Blanca de Castilla. La verdad, reconforta ver hasta dónde llegaba nuestra influencia ☺
Estatua de San Luis, rey de Francia.
Llega ya el momento de acceder, subiendo por una escalera interna, a ese sublime relicario que es la Capilla superior. Concebida como un precioso cofre, consta de una sola nave de 17 metros de ancho, por unos 20 de alto.
Un alto zócalo rodea toda la capilla, interrumpido por arcadas de mármol calado, que se abren en profundos nichos, de forma que en la tercera arcada, se encuentran los destinados al Rey y su familia. Sobre cada pilastra, se levanta la estatua de un Apóstol.
El techo, abovedado, representa en este caso un cielo azul oscuro salpicado de estrellas.
Y es aquí, donde todo el esplendor del arte gótico se ofrece triunfante a nuestros ojos: los quince vitrales, que recubren con sus 1134 escenas una superficie de 618 metros cuadrados, iluminan con sus preciosos esmaltes toda la capilla, nos reciben en una "Jerusalén Celeste", repleta de luz y color, que inunda nuestros corazones en armonía perfecta con nuestro Creador.
Las ventanas de la nave, de 15 metros de alto, por casi 5 metros de ancho, están divididas por cuatro ojivas, encima de las cuales hay un rosetón de 6 lóbulos y 2 elementos en forma de trébol de cuatro hojas. Las ventanas del ábside, de 13 metros de alto por 2 de ancho, tienen tan solo dos ojivas y 3 elementos trilobulados.
Las quince vidrieras datan del siglo XIII. Narran la historia de la humanidad: el Génesis, el Éxodo, el Libro de los Números, el Libro de Josué, el Libro de Isaías y el Árbol de Jesé, San Juan Evangelista y la infancia de Cristo, la Pasión, San Juan Bautista y el Libro de Daniel, el Libro de Ezequiel, los Libros de Jeremías y Tobías, los Libros de Judith y de Job, el Libro de Esther, el Libro de los Reyes y la historia de las Reliquias de la Pasión.
Las vidrieras se leen de izquierda a derecha y de arriba a abajo, excepto la historia de las Reliquias de la Pasión, única que se lee en bustrofedón (la primera línea se lee de izquierda a derecha, la siguiente en sentido contrario, y así sucesivamente) y en la que se narra desde el descubrimiento de las Reliquias por Santa Elena en Jerusalén, hasta su llegada al reino de Francia.
Al fondo de la nave se encuentra el altar, en cuya tribuna se exponía el gran relicario que contenía las 22 "Reliquias de la Pasión", entre ellas un trozo de la Sagrada Cruz, y como hemos dicho, la Corona de Espinas. Sin embargo, fue destruido durante la Revolución, de modo que el que podemos contemplar en la actualidad es una copia del original, y las escasas Reliquias que sobrevivieron, se conservan hoy en el Tesoro de la Catedral de Notre-Dame.
El rosetón occidental data del siglo XV, e ilustra el libro profético de San Juan: el Apocalipsis aparece representado simbólicamente, frente a la Pasión de Cristo en el vitral central del coro. En el centro del rosetón, Cristo viene con toda Su gloria, para juzgar a vivos y muertos al final de los tiempos. La delicada armonía cromática entre azules pálidos, blancos y amarillos luminosos, y rojos intensos, contribuye a la mística exaltación de la escena.
Finalmente, podemos acceder a la terraza exterior, por la que los propios reyes entraban en la Capilla, y contemplarla desde fuera. También allí, nos recibe y bendice Nuestro Señor.
Decía Chesterton que la arquitectura gótica era el cumplimiento de aquello que profetizase Jesús cuando se dirigía, triunfante, hacia Jerusalén: "Os digo que si éstos callan gritarán las piedras" (Lc 19, 40). Así, según sus palabras: "Cristo profetizó la arquitectura gótica aquél día en que las gentes educadas y respetables protestaron contra la algazara de los haraganes que le aclamaron en Jerusalén… Y así se alzaron, como ecos clamorosos de aquellos vítores, las fachadas de las catedrales medievales, pobladas de caras chillonas y de bocas abiertas. Y así, gritando las piedras, se pudo cumplir la profecía”. Pues bien, puede haber mejor ejemplo que el que acabamos de describir?
Terminamos así nuestra visita, con el corazón henchido de gratitud hacia aquellos hombres que, guiados por la Fe, quisieron dejar en esta tierra una prueba permanente de alabanza y adoración a Dios. Con el orgullo de ser sus descendientes, y también con la responsabilidad de defender y mantener esa tradición por la que vivieron, lucharon y murieron. Nos han tocado tiempos muy convulsos, y recae sobre nuestros hombros una ardua tarea, pero no desfalleceremos, pues contamos con Su ayuda para llevarla a cabo.
Bueno, pues por hoy esto es cuanto quería compartir con vosotros. Espero que os haya gustado, os haya podido resultar interesante, o al menos despertado vuestra curiosidad.
Me despido como siempre, dando la bienvenida a los nuevos seguidores, que espero se sientan por aquí como en casa, y agradeciendo de corazón todas vuestras visitas y cariñosos comentarios. Os deseo una estupenda semana.
Un Abrazo y Sed Felices!
es una obra de arte. me han encantado sobre todo las vidrieras. los medallones de los apóstoles tienen un círculo central con otros seis círculos alrededor en disposición hexagonal. es del tipo de figuras que me gusta dibujar con el compás. y en el rosetón, también subyace una estructura hexagonal.
ResponderEliminarsiempre viajando y conociendo lugares, eso está genial. besos, mercedes!!
Una verdadera joya de la arquitectura gótica. Gracias por compartir.
ResponderEliminarBesos
Que bello post, gracias por compartir.
ResponderEliminarUn gran abrazo.