"Art is the only serious thing in the world. And the artist is the only person who is never serious" Oscar Wilde.



"Haz lo necesario, después todo lo posible, y así conseguirás hasta lo imposible" San Francisco de Asís


sábado, 19 de enero de 2019

Las Capillas Mediceas. Florencia

Vamos a terminar nuestro recorrido por el complejo de "San Lorenzo", con la visita a las "Capillas Mediceas", conjunto que ocupa lo que debiera haber sido el ábside de la basílica, y que comprende la "Capilla de los Príncipes" y la "Sacristía Nueva" o de Miguel Ángel, diseñados como verdadero panteón de la familia Medici.



Empezamos el recorrido por la "Cripta" o vestíbulo, diseñada por Bernardo Buontalenti, en la que se encuentran los restos de los Grandes Duques de Medici, sus consortes y sus descendientes, incluidos 49 vástagos "poco notables"  de la familia.



Anna María Luisa de Medici 
Verdadera responsable de la finalización del panteón familiar

Desde aquí, vamos a subir por una escalinata para adentrarnos en la suntuosa "Capilla de los Príncipes"

Concebida para mayor gloria y exaltación de la familia Medici, fue encargada por Cosimo I en 1568, aunque su construcción no comenzaría hasta el gobierno del Gran Duque Ferdinando I, en 1602, cuando tras un concurso público, la obra fue adjudicada a Matteo Nigetti. 

La capilla es octogonal y está coronada por una alta cúpula, de 59 m de altura, ubicada centralmente con respecto a la nave, a la que proporciona el equivalente a una capilla absidial. Encontramos aquí los cenotafios de los Grandes Duques: Cosimo I, Francesco I, Ferdinando I, Cosimo II, Ferdinando II y Cósimo III.

Ferdinando I eligió para cubrir los muros de su mausoleo, los más preciosos materiales: mármol y granito multicolor, alabastro, jade, lapislázuli, coral y madreperla. Es tal la magnificencia de la estancia, que impresiona enormemente entrar en ella.


Para su ejecución, Ferdinando I estableció el taller de piedra dura gran ducal, el "Opificio delle Pietre Dure". Se empleó la técnica denominada "commessi", consistente en ir juntando pequeños trozos de piedra, a modo de puzzles, para conseguir diseños muy del gusto de la época, entre otros, los emblemas de dieciseis ciudades toscanas bajo el control de los Medici.


Dado que el trabajo no sólo era enormemente costoso, sino que avanzaba muy lentamente, los recursos financieros del duque se veían cada vez más diezmados, hasta que Anna Maria Luisa de Medici, decidió dar a las obras el último y necesario impulso. De esta manera, la familia pasaría a la historia, y su panteón sería objeto de secular admiración para los viajeros de todo el orbe. 

En cada sarcófago, podemos ver un cojinete, delicadamente labrado, sobre el que descansa la corona del Gran Ducado, y como siempre, no puede faltar el escudo de armas de la familia Medici. Del mismo modo, en cada uno de ellos encontramos un enorme arco de granito gris, diseñado para contener una escultura, aunque por desgracia, solo se conservan dos: la de Ferdinando I, obra de Pietro Tacca,  y la de Cosimo II, obra de Pietro y Ferdinando Tacca. Y por cierto, los seis sarcógafos están vacíos, pues los Grandes Duques se encuentran enterrados, como ya hemos dicho, en el piso de abajo.




En la impresionante cúpula nos encontramos escenas del Génesis y el Nuevo Testamento, obra de Pietro Benvenuti. Bajo ella, el altar, fruto de una reconstrucción llevada a cabo en 1937, y decorado con paneles en piedras semipreciosas, de diferentes periodos (el día de mi visita, se encontraba sometido a obras de conservación, y por tanto rodeado de andamios).




Dejamos la impresionante Capilla, y nos dirigimos ahora a la parte más visitada del complejo, la "Sacristía Nueva". Sin duda, su fama reside en la grandeza del artista que la proyectó, ya que estamos ante el primer trabajo arquitectónico importante de Miguel Ángel.

Como ya dijimos en un post anterior, es el Papa León X, hijo de Lorenzo "El Magnífico", quien encargue al artista la "Sacristía Nueva", con el fin de albergar los monumentos funerarios de su padre y de su tío Giuliano. Los trabajos comenzaron en 1521 y fueron interrumpidos en 1527 por la caída de los Medici y la restauración republicana, siendo retomados por fin en 1534, cuando Miguel Ángel fue acogido bajo el ala protectora de la familia a condición de entrar a su servicio. 

Partiendo de la misma planta de la "Sacristía Vieja" de Brunelleschi, Miguel Ángel va a realizar un trabajo del todo innovador. Se trata de un espacio cúbico, coronado por una cúpula hemiesférica (para muchos una anticipación de la cúpula de San Pedro, proyectada por el artista ya en su madurez, 30 años después). 

En las paredes, trabajadas con planos a diversos niveles, encontramos elementos clásicos como arcos, pilastras, balaustre y cornisas, dispuestos sin embargo, en figuras y esquemas completamente nuevos y armoniosos. El empleo de "pietra serena", y la combinación de dos colores, contribuye a resaltar no solo los elementos arquitectónicos, sino la naturaleza dramática de los monumentos funerarios.

La segunda novedad fue que, si bien en un principio Miguel Ángel pensó en situar dichos monumentos en el centro de la sala, siguiendo la costumbre habitual, finalmente decidió colocarlos junto a las paredes. La mayor parte de la estatuaria estaba terminada cuando el escultor abandonó el proyecto, aunque su disposición definitiva sería decidida más tarde por el Duque Cosme I, junto a Giorgio Vasari y Bartoleomeo Ammannati.

Por tanto, a la izquierda, de espaldas a la puerta, nos encontramos con la soberbia tumba de Lorenzo de Medici, Duque de Urbino (1492-1516). 


Lorenzo, a quien está dedicado "El Príncipe", de Maquiavelo, aparece sumido en sus pensamientos, de modo que su temperamento reflexivo está en sintonía con las dos alegorías que decoran cada lado del sarcófago: "La Aurora", que parece despertar del sopor del sueño, y "El Crepúsculo", quien aparece abandonado en dolorosa inercia, presto a caer dormido. Ambas representan, pues, las horas más sugestivas para una mente contemplativa.

La línea elíptica sobre la cual se apoyan es una invención del artista, que anticipa las curvas del barroco. Las esculturas se caracterizan por el estilo denominado "terribilità", utilizando alargamiento y torsiones, y fueron dejadas incompletas en algunas partes, rasgo muy característico de Miguel Ángel. 


La tumba de la derecha es la de Giuliano de Medici, Duque de Nemours (1478-1516). En este caso, Giuliano se representa como un hombre de acción, y por ello va ataviado como un general romano, con bastón de mando. A ambos lados del sarcófago, reclinadas, dos nuevas figuras alegóricas:  "El Día", figura masculina, de poderosa musculatura y rostro inacabado, y "La Noche", una joven adormecida, de suave y brillante piel, bañada por la luz de la luna.



Precisamente será "La Noche", fuente de inspiración de artistas:

El poeta francés Baudelaire, en su poema  "L'Idéal" de "Las Flores del Mal", se refiere a ella:

"Ou bien toi, grande Nuit, fille de Michel-Ange,
Qui tors paisiblement dans une pose étrange
Tes appas façonnés aux bouches des Titans!"

En su obra "Vida de Miguel Ángel", Giorgio Vasari, cita un epigrama de Giovanni Strozzi, escrito probablemente en 1544, referido nuevamente a la escultura:

"La Notte che tu vedi in sì dolci atti
dormir, fu da un Angelo scolpita
in questo sasso e, perché dorme, ha vita:
destala, se nol credi, e parleratti".

De tal modo que el propio escultor, responde en 1545-46 con otro epigrama, titulado "Risposta del Buonarroto", y en el que hablando con la voz de su estatua, compone sin duda los versos más hermosos: 

"Caro m'è 'l sonno, e più l'esser di sasso,
mentre che 'l danno e la vergogna dura;
non veder, non sentir m'è gran ventura;
però non mi destar, deh, parla basso"

El tercer grupo escultórico se encuentra sobre el sepulcro que acoge los restos de Lorenzo "El Magnífico" y su hermano Giuliano (mi Medici favorito, asesinado en la Catedral, durante la conjura de los Pazzi en 1478). Se trata de tres esculturas, "San Cosma,  Madonna con il Bambino, y San Damiano".


La "Madonna" central es obra de Miguel Ángel, realizada en 1521. Está inacabada, pero llama poderosamente la atención la serena belleza de su rostro. A su izquierda, "San Cosme", obra de Giovan Angelo da Montorsoli, y a su derecha, "San Damián", obra de Raffaello da Montelupo. Todas fueron colocadas en su emplazamiento actual por Vasari, en 1554 (y como veis se están realizando obras de conservación).


Faltan las estatuas del Cielo y la Tierra, así como de dioses fluviales encarnados en el Tíber y el Arno, símbolos del Lazio y la Toscana. Es por ello que se ha considerado una cierta ironía, el que las esculturas más prodigiosas se encuentren sobre las tumbas de dos miembros no especialmente importantes de la familia, mientras que los verdaderamente grandes, Lorenzo y Giuliano, descansan en un mausoleo inacabado. Sin embargo, admiremos al hombre por sus hazañas, y al artista por su obra.

Bueno, y finalmente destacaremos el "Altar, obra del siglo XVI, en el que destacan dos monumentales candelabros de mármol, diseñados por Miguel Ángel, aunque realizados más tarde; el de la derecha por Silvio Cosini en el siglo XVI y el de la izquierda por Girolamo Ticciati en el siglo XVIII. Completa la decoración el Crucifijo de bronce, que se atribuye a Giambologna, y cuatro candelabros del siglo XVII.


Y de esta manera hemos finalizado nuestro recorrido por el complejo de "San Lorenzo", sin duda una parada obligada en cualquier visita a Florencia, no excesivamente concurrida de turistas, y en la que podremos disfrutar de incomparables obras de arte. Espero que os haya gustado!

Sin más, me despido como siempre dando la bienvenida a los nuevos seguidores, que espero pasen por aquí ratitos agradables. Quiero agradecer de corazón todas vuestras visitas, y el que dediquéis un momento a dejar algún comentario, sugerencia... que como siempre os digo son el motor de este blog.

Os deseo a todos una magnífica semana.

Un Abrazo y Sed Felices! 



1 comentario:

  1. Hola Mercedes!

    Que maravilla poder admirar tanto arte,
    desde esta pequeña ventanita. Eres muy
    generosa al explicarlo todo tan detalladamente

    Muchos besos

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