"Art is the only serious thing in the world. And the artist is the only person who is never serious" Oscar Wilde.



"Haz lo necesario, después todo lo posible, y así conseguirás hasta lo imposible" San Francisco de Asís


sábado, 23 de junio de 2018

El Puente Sant' Angelo

El Puente Sant' Angelo, que hoy se eleva majestuoso sobre el río Tíber, fue mandado construir en el año 136 por el emperador Adriano, con el fin de permitir el acceso desde el Campo de Marte, a lo que sería su mausoleo personal y familiar, el icónico Castillo Sant' Angelo

En un principio se denominó Puente "Aelius" (Elio, por el nomen del emperador). Estaba formado por tres grandes arcos centrales y dos pequeñas rampas inclinadas, sostenidas por tres pequeños arcos en el caso de la de la orilla derecha y por dos en la de la izquierda. 

En el año 590, una epidemia de peste sacudió la ciudad de Roma. Cuenta la leyenda que el Papa Gregorio I vio al Arcángel San Miguel envainar su espada sobre la cima del castillo, lo que significaba que la enfermedad había sido derrotada, de modo que en agradecimiento, a partir de entonces tanto el Puente como el Castillo pasaron a denominarse Sant' Angelo.

Llegó el año 1450, y durante el jubileo, debido a la gran multitud de peregrinos, parte del puente se derrumbó, con lo que muchos de ellos murieron al caer al río. Fue entonces reconstruido, intentando recuperar la mayor parte de su estructura original, concretamente sus tres grandes arcos centrales.

En el año 1535, el Papa Clemente VII destinó los ingresos del peaje que había que pagar para cruzar el puente, para erigir las estatuas de los apóstoles San Pedro (de Lorenzetto) y San Pablo (de Paolo Taccone), que hoy dan la bienvenida al visitante, que proveniente de cualquier parte del mundo, lo cruza diariamente en una fantástica amalgama de razas, lenguas y culturas.




Sin embargo, si hay algo que confiere a este puente un aura del todo mágica y permite al peregrino experimentar una profunda sensación de plenitud, de silencio y recogimiento, a pesar del bullicio siempre circundante, son sin ninguna duda los diez ángeles que en 1669, el Papa Clemente IX encomendó al mayor escultor de su generación, al artista del que toda Roma es museo, podríamos decir, a Gian Lorenzo Bernini .

Diseñaría Bernini diez Ángeles, que sostendrían entre sus manos los elementos de la Pasión de Cristo. Sin duda, los diez ángeles más hermosos de Roma ( y es difícil, en una ciudad repleta de belleza), pues son los más místicos, los más poderosos en toda su grandiosa sencillez, capaces de penetrar en el corazón humano, trasmitiéndonos a la vez el dolor al que se vio sometido por nosotros el Hijo de Dios, pero también dejando entrever en su expresión la esperanza y la alegría, porque una vez alcanzado el fin del camino, Él nos espera, y nos liberará de cada uno de esos elementos de Pasión que nos vamos encontrando cada día de nuestra vida. Diez ángeles que convierten el paso de este puente, en un verdadero camino espiritual.

Todos ellos fueron diseñados por Bernini, siendo la mayor parte realizados por sus alumnos, aunque él terminó personalmente dos : el ángel que porta la Corona de espinas, y el que porta la inscripción INRI. Los dos que hoy podemos ver sobre el puente son dos réplicas, pues los originales fueron requisados por el Papa Clemente IX para su colección particular, y  hoy se encuentran en la iglesia de Sant’Andrea delle Fratte, también en Roma. 

Siendo ésta la primera experiencia de Bernini en el exterior, diseñó las figuras de los ángeles con un canon adelgazado, siendo las cabezas relativamente pequeñas, pronunciados los pliegues que envuelven la anatomía, ocultándola y creando esa sensación de crispado dramatismo, que a la vez explota en una profunda emotividad y trascendencia religiosa. 


Ángel con la Columna: Antonio Beams, inscripción “Tronus meus in columna”

Ángel con las fustas: Lazzaro Morelli, inscripción “In flagella paratus sum”

Ángel con la Corona de espinas: copia de de Paul Naldini 
Inscripción “In aerumna mea dum configitur spina”

Ángel con los clavos: Girolamo Lucenti, inscripción “Aspicient ad me quem confixerunt”

Ángel con la Cruz: Ercole Ferrata, inscripción “Cuius principatus super humerum eius”

Ángel con la esponja: Antonio Giorgetti, inscripción “Potaverunt me aceto”

Ángel con la lanza: Domenico Guides, inscripción “Vulnerasti cor meum”


Sin duda, y pese a que como digo hoy el Puente está siempre repleto de visitantes, de vendedores ambulantes, de voces y bullicio, hay que recorrerlo en silencio, detenerse un momento bajo cada uno de ellos, contemplar su belleza, escucharlos y recibir su legado, que no es otro que el Amor de Cristo, quien a través de cada uno de esos terribles instrumentos experimentó el mayor dolor imaginable, para regalarnos la mayor dicha imaginable, la Vida Eterna junto a Él.

Y ya, al final de nuestro recorrido, nos espera el Castillo, del que hablaremos en otra ocasión, pero desde el cual podemos disfrutar también de unas maravillosas vistas del Puente, del Tíber, y de la Ciudad Eterna:




Bueno, pues esto es todo lo que quería compartir hoy con vosotros; espero que os haya gustado, o al menos os haya podido resultar interesante. 

Sin más me despido como siempre, dando la bienvenida a los nuevos seguidores que espero pasen por aquí ratitos muy agradables, y por supuesto, agradeciendo de corazón todas vuestras visitas y cariñosos comentarios, pues como ya sabéis, son el motor de este pequeño rincón. Os deseo muy feliz domingo, y mejor semana.

Un Abrazo y Sed Felices!



miércoles, 13 de junio de 2018

Siempre llegarás a alguna parte...

... si caminas lo suficiente"!

Efectivamente, estas palabras forman parte de uno de esos diálogos cargados de "lógica" que mantienen "Alicia" y el "Gato de Cheshire", y que constituye mi pasaje favorito de la obra. Pues bien, precisamente a partir de él, se me ocurrió realizar el adorno para el jardín que os quiero mostrar a continuación, y que además me permite participar por primera vez en el "Reto Mensual Bloguer@s" que organiza en esta ocasión nuestra amiga Lola, autora del magnífico blog  El Refugio de Lirtea. y a quién sin ninguna duda todas conocéis y admiráis.

En esta ocasión el tema elegido por ella ha sido "Carteles, flechas, señales...", de modo, que, como digo, aquí está mi humilde contribución:



Dentro del proceso de "remodelación" que estamos llevando a cabo en el jardín (del que os había hablado ya en alguna ocasión), decidimos habilitar una zona hasta ahora ocupada por macetas, para crear un pequeño "arriete", combinando unos cuantos árboles con rosales que aporten aroma y color.

Pues bien, una vez dispuestas las plantas, es obligado colocar algunos adornos que ayuden a crear un ambiente personalizado en este rinconcito. Por ello e inspirándome en los maravillosos patios cordobeses, utilicé unas macetas colgantes en el muro, así como unas pequeñas jaulas que aportasen un toque retro.

Y es aquí, que como toque "singular", se me ocurrió seguir el consejo del "Gato de Cheshire" y realizar un "cartel de direcciones", de modo que fuese cual fuese el camino elegido, alcanzásemos siempre un destino muy especial:


Para llevarlo a cabo he utilizado un elemento que está muy de moda: algunas tablas de un palet de madera, que muy amablemente me desmontó, cortó (con la forma que le pedí) y lijó, uno de los jóvenes de mantenimiento del lugar en el que trabajo.

Una vez en casa, lo primero que hice fue dar un par de manos de pintura "Chalk paint" de "DecoArt", en color "Primitive". Es un placer trabajar con esta pintura en la madera, pues cubre perfectamente y proporciona un acabado con un tacto muy suave. 

Una vez seca la pintura, tocaba escribir las direcciones. Para ello utilicé el tono "Rustic" de la misma marca, y una plantilla de estarcido. Por último, le apliqué dos capas de barniz para proteger bien la pintura, puesto que va a estar colocado en el exterior. Aquí podéis ver nuestras flechas, en pleno proceso de secado:


Para la etapa de montaje tuve la suerte de contar con la inestimable ayuda de mi padre. Lo que hicimos fue unir cada una de las tablas al listón central con un par de tirafondos, y ya tenemos nuestro "cartel de direcciones":



El siguiente paso, colocarlo en el jardín. Para ello compramos en "Bricor"  un pequeño bloque de hormigón, un saquito de cemento, y nos pusimos "manos a la obra" (de algo sirven los programas de "Bricomanía" jejejej). Para darle un acabado más decorativo dejamos caer unas piedrecitas de marmolina y esperamos que fragüe el cemento. 

Una vez bien firme, con un poquito de lana de acero, fuí decapando suavemente por diversas zonas, levantando un poco la pintura y alguna astilla, para imitar los efectos de la intemperie, de modo que el poste quedase mejor integrado entre la vegetación:



La verdad es que estoy muy satisfecha del resultado; es un trabajo sencillo, que sin embargo resulta muy decorativo. Espero que os haya gustado, y recordad, el camino que tomemos dependerá siempre del lugar al que queramos llegar, aunque, lo realmente importante, serán las personas que encontramos mientras lo recorremos... A veces la vida nos concede el privilegio de compartir tiempo y espacio con los más grandes, y de nosotros depende saber aprovecharlo: aprender, disfrutar, soñar y reír con ellos, sin olvidarnos nunca de detenernos un instante... para oler las flores.



Bueno, pues esto es cuanto quería compartir hoy con vosotros. Como digo, con esta entrada participo por primera vez en el "Reto Mensual Bloguer@s", de modo que espero hacerlo todo bien!


Y sin más me despido como siempre dando la bienvenida a los nuevos seguidores que espero pasen por aquí ratitos muy agradables, y agradeciendo de corazón todas vuestras visitas y cariñosos comentarios. Espero que disfrutéis mucho de lo que queda de semana, y Feliz Día de San Antonio!!

Un Fuerte Abrazo y Sed Felices!