"Art is the only serious thing in the world. And the artist is the only person who is never serious" Oscar Wilde.



"Haz lo necesario, después todo lo posible, y así conseguirás hasta lo imposible" San Francisco de Asís


martes, 28 de diciembre de 2021

It's The Most Wonderful Time Of The Year

Llegó la Navidad un año más. Y pese a que el camino no ha sido fácil, debemos dar gracias por haber llegado hasta aquí y poder disfrutar del mayor regalo de todos: que el propio Dios se haga Niño para nacer en cada corazón, y desde allí hacer nuevas todas las cosas. ¿Puede haber una ocasión más importante para estar alegres? Pues festejemos, con ilusión, como el niño que fuimos.

Quiero compartir con vosotros algunas de las cositas que he hecho esta Navidad, para regalar y cómo no, para decorar la casa. Debo reconocer que, si bien para casi todo en decoración soy bastante comedida, en Navidad soy terriblemente exagerada: me encanta llenarlo todo de adornos, de luces, de piñas y acebo (hasta la propia naturaleza nos invita a ello). 

Siempre digo que cuando regalamos algo hecho por nosotros, estamos regalando un poco de nosotros mismos: nuestro tiempo, nuestra ilusión. Así que lo primero que os quiero mostrar son estos tres regalitos que he realizado #ConmisManitas.

El primero es para una persona muy especial con la que, pese a estar lejos, este año he compartido muchas penas y también muchas alegrías. Una querida amiga a la que envié esta corona, para que, de algún modo, estuviésemos juntas esta Navidad.

No es necesario que os repita cómo se hacen: tomamos una base de porex pan, una cinta navideña (en este caso con un aire "british" puesto que a ambas nos encanta) y vamos pegando con silicona caliente los adornos que nos gusten. Me he decantado por una gran poinsettia, rodeada de piñas, acebo y unas bolitas muy festivas. Para rematar, un gran lazo verde. 



El segundo regalo tenía una destinataria más tradicional, muy aficionada a obsequiar a sus invitados con dulces navideños, de modo que me decanté por una bandeja en la que los pudiera lucir. 


Partiendo de una bandeja de cristal y una servilleta de papel, fui realizando un "deocupage" que combiné con un craquelado central y unas aplicaciones de mix flakes en las esquinas para dar un toque festivo. La verdad es que el resultado me gusta mucho, de algún modo me recuerda a las Navidades en casa de los abuelos, en las que siempre había una enorme bandeja de polvorones a la entrada.

En la parte trasera, remate con pintura de tiza y barniz satinado en spray.



Y el tercer y último regalo que os quiero enseñar es un centro de mesa bastante original, para una amiga que siempre está "a la última".


Ya me habéis leído la forma de realizarlos en algún otro post. Partimos de una copa de cristal a la que aplicamos un par de manos de pintura tiza en color blanco. Con una servilleta (en mi caso me encantan las poinsettias) decoramos utilizando cola de decoupage y dejamos secar. Para conseguir un mayor "espíritu" navideño, con pasta relieve creamos un efecto nieve, pintando en blanco e intercalando algunos mix flakes brillantes. El pie lo pinté con el tono champán de Artis, que aporta una elegancia espectacular. Y como último toque festivo, un lacito rojo pegado con silicona caliente.



Colocamos dentro una vela, y ya lo tenemos listo para regalar.



Bueno, pasemos ahora a la decoración. No hay Navidades que se precien sin una chimenea bien adornada, en la que colgar los calcetines. 


Partiendo de unas guirnaldas, poinsettias de tela, unas aplicaciones de acebo (todo ello unido a base de silicona caliente) y una guirnalda de lucecitas con piñas, estrellas y arbolitos, confeccioné este adorno para cubrir la chimenea. La corona que decora la parte superior la hice ya hace unos cuantos años, os lo contaba AQUÍ

Hay algo que me encanta, y es decorar la mesa de Navidad. Si la vajilla es una constante (viene adornada con el Nacimiento), me gusta ir variando manteles y centros. Este año, ya que mi abeto ha decidido regalarme unas cuantas piñas, quise darle a la mesa un toque rústico, natural. Y así quedó:



Para realizar los centros me hice con dos trozos de madera, piñas, unos adornos que simulan ramas de acebo y unas bolas y figuritas que tenía por casa. Como no pueden faltar las velas, compré dos vasos preciosos en El Corte Inglés, y con todo ello me puse a buscar la disposición que más me gustaba, para una vez decidido, pegarlo todo con silicona caliente. La verdad es que me chifla el resultado y lo sencillo que es conseguir un toque tan personalizado para nuestra mesa.





Otro elemento fundamental es la iluminación, y en esto también me gusta ir cambiando un poquito cada año, aunque el motivo central se suele mantener. Me apetecía poner dos coronas iluminadas también en las ventanas del piso superior, así que me puse manos a la obra.

Partiendo de dos coronas "en bruto" que compré en Leroy Merlín, y dos guirnaldas de luces que encontré en Hipercor y que eran pintiparadas para lo que tenía en mente, pues eran bolas de navidad, empecé el montaje. Unos adornos a base de acebo pegados con silicona caliente, las luces alrededor y un enorme lazo dorado en la parte superior. 

No puede ser más sencillo, y el resultado no puede ser más elegante: una en rojo, una en oro.





Y aquí podéis ver cómo quedan ya en su posición definitiva. 


Con esto aprovecho ya para enseñaros cómo ha quedado la iluminación este año. La verdad es que no sólo disfruto con los preparativos, el diseño, la disposición... sino que disfruto como una enana con el resultado final!!




Bueno, pues esto es todo cuanto os quería mostrar hoy. Espero que estéis disfrutando mucho de estas Fiestas Navideñas en compañía de todos vuestros seres queridos. Que riais, beséis, abracéis, cantéis y celebréis, y que nadie os quite la ilusión, porque lo mejor está siempre por llegar.

Un Abrazo, Sed Felices y Feliz Navidad.




sábado, 4 de diciembre de 2021

El primer Árbol de Navidad se pudo ver en Madrid

El primer árbol de Navidad llegó a España de la mano y la inteligencia política de una marquesa rusa, allá por la segunda mitad de un convulso siglo XIX y se instaló en Madrid, en la calle Alcalá, en el solar dónde hoy se encuentra el Banco de España.


Sofía Troubezcoy, una de las mujeres más bellas de Europa, nació en Moscú en 1836. Oficialmente era hija del príncipe Troubezcoy, aunque ella presumía de ser hija del Zar Nicolás I (y parece que no se equivocaba mucho, pues el Zar prestó especial atención a su madre durante un viaje de su "padre" al Cáucaso).

Huérfana muy pronto, Sofía quedó al cuidado de la zarina viuda Carlota de Prusia, con lo que su educación no pudo ser más esmerada. Fue allí, en la corte, donde conoció a su primer marido, el embajador francés y hermano de Napoleón III, Carlos Augusto, duque de Morny.  Sofía, profundamente enamorada de su marido, vivió feliz en San Petersburgo y París hasta que Carlos muere en 1865 y se ve sumida en un profundo dolor, luto y aislamiento. 

Sin embargo, un día en el que la hermosa viuda se encontraba revisando algunos documentos, caen en sus manos una serie de cartas de su marido a varias amantes. Del dolor pasó a la incredulidad y de allí a la indignación, de modo que en ese mismo momento decide mandar el luto a paseo... y a vivir, qué son dos días.

Y así, paseando una mañana por el Bosque de Boulonge, conoce a un español elegante, divertido, lleno de títulos y lo que es mucho más importante ¡soltero!. Pepe Osorio, duque de Sesto y marqués de Alcañices (sí, el de las patillas de "¿Dónde vas Alfonso XII?"). 

El flechazo fue inmediato y hubo boda. Alcañices era el mentor del joven príncipe Alfonso con la familia real en el exilio y hasta la propia Isabel II le dijo: "has tardado mucho en decirte Pepe, pero te felicito. Sofía es encantadora".

La feliz pareja se trasladó a Madrid, instalándose en el Palacio de Alcañices (en la C/Alcalá 74). Y  es allí donde en la Navidad de 1870 Sofía decide poner un enorme árbol iluminado, costumbre muy arraigada en Rusia pero nunca vista antes en Madrid. Los madrileños, embelesados, acudían a verlo desde todos los rincones, pues el árbol sobresalía por su gran altura. Asombrada por el interés que despertaba, Sofía decidió entonces abrir un sábado su Palacio y permitir que lo pudieran admirar mejor. El único requisito fue: ser "alfonsino".


¿Generosidad, inteligencia política, conspiración...?  Sea por lo que fuere, el primer árbol de Navidad en España se pudo ver en Madrid. 

Muchos años han pasado desde entonces. Reyes, conspiraciones y guerras, dichas y desgracias. Pero Madrid, acogedora como siempre, recupera cada año la tradición para llenar de luz sus calles y plazas, de sonrisas nuestros rostros y de calor nuestros corazones. 

Empieza la cuenta atrás. En Madrid es Navidad.

Esto es todo lo que quería hoy compartir con vosotros; espero que os haya resultado interesante. Muchas gracias por vuestras visitas y comentarios. Disfrutad mucho de este "puente".

Un Abrazo y Sed Felices!