"Art is the only serious thing in the world. And the artist is the only person who is never serious" Oscar Wilde.



"Haz lo necesario, después todo lo posible, y así conseguirás hasta lo imposible" San Francisco de Asís


domingo, 30 de agosto de 2020

Este es el verano de nuestro descontento

Sí, como lo fue la primavera, lo será el otoño y mucho me temo lo será el invierno. Éste es el año de nuestro descontento, el año que nos han robado. El año que se resiste a terminar, que nos tortura día a día, hora a hora con su lento caminar, pero que sin embargo parece no existir porque deja un vacío enorme en nuestras vidas. 

Nos ha robado familiares, amigos, seres queridos; nos ha robado sonrisas, abrazos, besos, apretones de manos, cercanía, calor, suspiros, mariposas en el estómago... 

Nos ha robado esos pequeños placeres que componían nuestra vida y de los que tan poca cuenta nos dábamos: un viaje en tren, ese paseo al amanecer con su brazo alrededor de tu cintura, el café de media mañana con los compañeros, las rebajas con tu madre, las horas de cola en Medinaceli, la Semana Santa en Madrid, madrugar para conseguir esas entradas que llevabas meses esperando, las clases de historia, la visita al museo, las horas de felicidad entre los terciopelos rojos del teatro... incluso la charla insustancial con la peluquera mientras te ponías guapa. Éramos felices y probablemente ni lo sabíamos, porque todo lo que se tiene en abundancia nos llega a pasar desapercibido. 

Mucho hemos perdido en este tiempo, y no, no me vais a escuchar hablar de "salimos más fuertes", porque, no sé vosotros, pero yo estoy muy cansada de ser fuerte. No, ni siquiera pienso que salgamos mejores personas, porque hay mucho dolor, mucho vacío, mucha incertidumbre, y todo eso nos va a pasar factura, más pronto que tarde. 

Pero lo que me parecería imperdonable es no aprender de la experiencia. No reconocer que en los momentos duros hay dos tipos de personas: las que siguen ahí, contigo, sosteniendo tu mano pase lo que pase, y las que desaparecen sin decir adiós. No agradecer a todos aquellos que cada día, pese a los cientos de kilómetros que a veces nos separaban, tenían un "buenos días" y una sonrisa para ti. A los que aguantaron tu llanto, tu miedo, tu dolor; a los que te abrazaron con una palabra, con una canción. A los que establecieron un divertido ritual para que supieras que a determinada hora teníais un punto de encuentro, que de alguna manera la civilización seguía en pie y siempre podías volver a casa. De modo que si me estáis leyendo: Gracias, por todo y de corazón. 

Siempre digo que la vida es una tómbola con los números trucados. Y es que, pensadlo bien, aunque breve como un destello, hay un momento en que este invierno de nuestro descontento se vuelve verano con el sol de York y todas las nubes que cubrían nuestra casa quedan por fin sepultadas en el hondo seno del océano. Y entonces cubrimos nuestra frente con guirnaldas victoriosas y danzamos porque no queremos volver a tocar el suelo con los pies, porque el ansia de alcanzar el cielo nos redime de nuestro miedo a caer; porque sabemos que ese vértigo dará sentido a nuestras vidas y nos permitirá saludar de nuevo al invierno con una sonrisa. 

El otro día un amigo me preguntaba si creía que la vida nos debe algo. Sinceramente, debería ponerse en pie y dedicarnos una cerrada y sonora ovación, porque aquí seguimos, haciéndola frente. No tengo ni idea de lo que vendrá, y francamente, he dejado de intentar racionalizar nada. Solo quiero sacar lo bueno de las personas y las cosas y atesorar cada momento hermoso, porque así como estamos hechos de cicatrices, también estamos hechos de recuerdos, y recordar supone nada más y nada menos que "volver a pasar por el corazón". Ya hemos visto que la vida puede cambiar con un parpadeo, de modo que no dejéis nada por decir, porque las palabras tienen un maravilloso poder, tanto, que pueden sanar la herida más profunda.

Supongo que a estas alturas ya os habréis imaginado que uno de los soliloquios que más me fascinan de toda la historia de la literatura es este de Ricardo III, de modo que os lo voy a colar de rondón ☺ 


Muchas gracias por estar ahí, tanto aquellos que me habéis acompañado durante años, como los que habéis tenido la bondad de asomaros recientemente. Muchas gracias por permitirme compartir estos pensamientos con vosotros, por dedicarme un poquito de vuestro tiempo y tener la amabilidad de dejarme algún comentario.

Un Fuerte Abrazo y Sed Felices.
  

5 comentarios:

  1. Así me siento, como si me estuvieran robando días de mi vida. Qué asco de año, de verdad.
    Precioso tu post y tu reflexion, Mercedes, aún en estas circunstancias y con este tema.
    Besitos

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  2. No puedo estar más de acuerdo contigo, Mercedes. Nos han robado un año de nuestra vida, y me temo que eso sólo será el principio, porque, aprovechando la coyuntura de un "virus" del que aún no sabemos absolutamente nada, nos van a seguir robando. Y no sólo hablo de dinero o bienes económicos. Hablo de la libertad. La libertad de poder salir sin miedo a que cualquier canalla salvaje nos viole o nos robe, de poder expresarnos como queramos, de salir a la calle sin asfixiarnos.
    Un beso, amiga, y mucha fuerza.

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  3. Yo he pasado del miedo y del temor a la indignación¡¡ No ha servido para nada, nadie ha salido ni más fuerte, ni mejor...
    Indignada por como se están desarrollando los acontecimientos, por los politicos que tenemos que han demostrado que en tiempo de una grave crisis no han estado a la altura y que unos y otros se "pasan la pelota". Me han creado inseguridad y mucha mucha decepción

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  4. Lo peor de todo, no saber a quién creer y en quién confiar.

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  5. Yo también estoy indignado. No sé contra quien ni contra qué. Es muy fácil trasladar la responsabilidad al otro y quedarse tranquilo.
    Qué hemos hecho colectivamente? Conozco algún pueblo importante invadido de murciélagos o de conejos. Donde estaban antes esos animales? La respuesta es fácil; en el mismo sitio. Simplemente hemos invadido su hábitat natural.
    A mi también me han robado, de momento un año, pero como he cumplido 84, sencillamente me están robando la vida

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