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"Haz lo necesario, después todo lo posible, y así conseguirás hasta lo imposible" San Francisco de Asís


sábado, 4 de diciembre de 2021

El primer Árbol de Navidad se pudo ver en Madrid

El primer árbol de Navidad llegó a España de la mano y la inteligencia política de una marquesa rusa, allá por la segunda mitad de un convulso siglo XIX y se instaló en Madrid, en la calle Alcalá, en el solar dónde hoy se encuentra el Banco de España.


Sofía Troubezcoy, una de las mujeres más bellas de Europa, nació en Moscú en 1836. Oficialmente era hija del príncipe Troubezcoy, aunque ella presumía de ser hija del Zar Nicolás I (y parece que no se equivocaba mucho, pues el Zar prestó especial atención a su madre durante un viaje de su "padre" al Cáucaso).

Huérfana muy pronto, Sofía quedó al cuidado de la zarina viuda Carlota de Prusia, con lo que su educación no pudo ser más esmerada. Fue allí, en la corte, donde conoció a su primer marido, el embajador francés y hermano de Napoleón III, Carlos Augusto, duque de Morny.  Sofía, profundamente enamorada de su marido, vivió feliz en San Petersburgo y París hasta que Carlos muere en 1865 y se ve sumida en un profundo dolor, luto y aislamiento. 

Sin embargo, un día en el que la hermosa viuda se encontraba revisando algunos documentos, caen en sus manos una serie de cartas de su marido a varias amantes. Del dolor pasó a la incredulidad y de allí a la indignación, de modo que en ese mismo momento decide mandar el luto a paseo... y a vivir, qué son dos días.

Y así, paseando una mañana por el Bosque de Boulonge, conoce a un español elegante, divertido, lleno de títulos y lo que es mucho más importante ¡soltero!. Pepe Osorio, duque de Sesto y marqués de Alcañices (sí, el de las patillas de "¿Dónde vas Alfonso XII?"). 

El flechazo fue inmediato y hubo boda. Alcañices era el mentor del joven príncipe Alfonso con la familia real en el exilio y hasta la propia Isabel II le dijo: "has tardado mucho en decirte Pepe, pero te felicito. Sofía es encantadora".

La feliz pareja se trasladó a Madrid, instalándose en el Palacio de Alcañices (en la C/Alcalá 74). Y  es allí donde en la Navidad de 1870 Sofía decide poner un enorme árbol iluminado, costumbre muy arraigada en Rusia pero nunca vista antes en Madrid. Los madrileños, embelesados, acudían a verlo desde todos los rincones, pues el árbol sobresalía por su gran altura. Asombrada por el interés que despertaba, Sofía decidió entonces abrir un sábado su Palacio y permitir que lo pudieran admirar mejor. El único requisito fue: ser "alfonsino".


¿Generosidad, inteligencia política, conspiración...?  Sea por lo que fuere, el primer árbol de Navidad en España se pudo ver en Madrid. 

Muchos años han pasado desde entonces. Reyes, conspiraciones y guerras, dichas y desgracias. Pero Madrid, acogedora como siempre, recupera cada año la tradición para llenar de luz sus calles y plazas, de sonrisas nuestros rostros y de calor nuestros corazones. 

Empieza la cuenta atrás. En Madrid es Navidad.

Esto es todo lo que quería hoy compartir con vosotros; espero que os haya resultado interesante. Muchas gracias por vuestras visitas y comentarios. Disfrutad mucho de este "puente".

Un Abrazo y Sed Felices!


2 comentarios:

  1. Una historia entretenidisima, Mercedes.
    Me encanta conocer este tipo de curiosidades.
    Besitos

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    1. Me alegra que te haya gustado, Isabel.
      Feliz Navidad!

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