La "Basílica de San Lorenzo" es, probablemente, la iglesia más antigua de Florencia. Se dice que la iglesia original fue fundada en el año 393, dedicándose a los mártires San Lorenzo y San Cenobio, primer obispo de Florencia , que fue enterrado en ella. Durante años fue la Catedral de la ciudad y el lugar de culto de la familia más importante de Florencia, los Medici, de modo que gracias a sus donaciones, esa pequeña iglesia original fue transformándose en una obra maestra del Renacimiento, proyectada por Filippo Brunelleschi, y realizada por genios de la talla de Miguel Ángel, Donatello y Filippino Lippi.
En 1059 fue reconstruida en estilo románico, pero es en 1418 cuando Juan de Medici, fundador de la fortuna familiar, encarga a Brunelleschi la construcción de una nueva iglesia que fuese ademas un mausoleo familiar. En ella trabaja el arquitecto hasta su muerte en 1446, haciéndose cargo de los trabajos y finalización, su discípulo y heredero Antonio Manetti. Y si bien ha sufrido algunas transformaciones ulteriores en los siglos XVIII y XIX, la Basílica conserva, aún hoy, la armoniosa grandiosidad y el sentido de perfecta integridad, que le confieren las exactas proporciones que gobiernan su estructura.
Será el Papa Leon X, hijo de Lorenzo "El Magnífico", quien decida la construcción de la Sacristía Nueva, con el fin de albergar los monumentos funerarios de su padre y de su tio Giuliano. La obra es encargada nada menos que a Miguel Ángel, el artista más afamado del momento. Los trabajos se inician en el año 1521 y son interrumpidos en 1527 por la caída de los Medici y la restauración republicana, para ser retomados definitivamente en el año 1530. Nacen así las "Capillas Mediceas", el verdadero panteón familiar.
En 1524, el Papa Medici Clemente VII, encarga, nuevamente a Miguel Ángel, la construcción de la "Biblioteca Laurenciana", para la conservación de los valiosos códices de la colección familiar. Miguel Ángel empieza para ello a flanquear un costado del Claustro, que fuese levantado por Antonio Manetti.
Bien, pues estos tres elementos constituyen el complejo monumental de "San Lorenzo", visita obligada en Florencia para todos los apasionados del arte y muy especialmente de aquellos que adoramos las inigualables esculturas de Miguel Ángel Buonarroti.
Vamos a dividir nuestra "visita" virtual en dos partes; la primera la dedicaremos a la "Biblioteca Medicea Laurenziana", recorriendo además el Claustro y el Tesoro Mediceo, mientras que la segunda la dedicaremos a la propia Basílica, y las Capillas Mediceas. Qué decis? Os apetece acompañarme?
Estupendo, pues empezaremos dirigiendo nuestros pasos al claustro principal, conocido como "Chiostro dei canonici".
Se remonta a la última fase de renovación del complejo ordenada por la familia Medici, y llevada a cabo en el siglo XV. Construido por Antonio Manetti, se trata de un claustro de doble loggia, con grandes arcadas redondeadas en la parte inferior y arquitrabe en la superior. Entre ambas, encontramos cuatro medallones con los escudos de armas de la Familia Medici.
Si recorremos las cuatro galerías, podemos ir contemplando numerosas placas conmemorativas, entre las que destaca la dedicada a Anna María Ludovica de'Medici, por su papel decisivo en la renovación de la basílica en 1742, así como la estatua de mármol del Obispo de Como, el coleccionista e historiador Paolo Giovio, realizada por Francesco da Sangallo en 1560.
Merece la pena tomarnos un momento, para contemplar en silencio la fachada de la propia biblioteca con sus enormes ventanales, la cúpula de la Basílica, y disfrutar, como si de un viaje en el tiempo se tratase, de la historia, la paz y la tradición que se respiran.
Una primera escalera nos indica el camino a la Biblioteca, y nos conduce a la parte superior del Claustro, desde la que podremos contemplar las maravillosas siluetas del Duomo y el Campanile, alzándose hacia el cielo florentino.
Llegamos así al "Ricetto", proyectado por Miguel Ángel, y realizado entre 1559 y 1571. Acabamos entonces de adentrarnos en el Vestíbulo de una biblioteca, en cuyo corazón se encuentran manuscritos de incalculable valor recopilados por Cosme "el Viejo" ( 1389-1464) con la ayuda de los principales humanistas de la época, enriquecida notablemente por las adquisiciones de Lorenzo "el Magnífico" (1449-1492) y abierta al público de acuerdo a sus deseos por su sobrino Julio, quien ascendería al trono papal en 1523 como Clemente VII.
La característica fundamental del vestíbulo es su diseño vertical. Miguel Ángel, en su talento creativo, tomó los clásicos elementos grecolatinos: columnas, ménsulas, frontones, para combinarlos de una manera mucho más personal y arriesgada. Así las paredes se dividen en tres secciones decoradas por columnas dobles, ménsulas retorcidas y nichos de doble agua enmarcados por pilastras muy poco convencionales.
Sin embargo, el elemento que más llama nuestra atención es la enorme escalera de piedra negra que nos conduce a la sala de lectura. Planeada inicialmente en madera por Miguel Ángel, fue realizada por Bartolomeo Ammannati en 1559 en ‘pietra serena’. para conseguir aquello que Miguel Ángel pretendía, es decir, convertir el vestíbulo en una especie de preámbulo oscuro al brillo cegador de la sala de lectura.
A principios del siglo XX, el techo fue cubierto por una tela pintada por Giacomo Lolli (1857-1931), imitando los motivos del techo de madera de la sala de lectura. Impresionante!
Bien, pues al final de la escalera nos aguarda ya la joya de la corona, la enorme y majestuosa "Sala de lectura", uno de los pocos lugares del siglo XVI que se encuentra casi perfectamente conservado, pues todo aquí es original: desde el techo de madera realizado por Giovan Battista del Tasso sigiendo el diseño de Migel Ángel, las maravillosas ventanas en las que vemos el escudo de los Medici diseñadas por Giorgio Vasari, hasta el increíble suelo de terracota roja y blanca diseñado por Niccolò Tribolo, discípulo de Buonarroti y que reproduce de manera especular los motivos del techo.
La sala se distribuye, a diferencia del vestíbulo, con predominio horizontal. A ambos lados encontramos sendas series de bancos de madera, llamados "plutei", que tenían una doble función: estantes y armarios. Es decir, los códices se almacenaban horizontalmente en los estantes inferiores, se sujetaban al banco con cadenas y allí se podían consultar libremente.
Si os dais cuenta, los manuscritos se distribuían por temas: astronomía, retórica, filosofía, historia, gramática, poesía, geografía... Los preciosos manuscritos de los estudiosos griegos y latinos son una prueba del interés en los autores clásicos que prosperaron en la corte de los Medici.
A medio camino de la sala de lectura, a nuestra derecha, encontramos la "Tribuna D’Elci". Dicha rotonda fue añadida a la biblioteca original en la primera mitad del siglo XIX, con objeto de acoger la colección de libros del coleccionista florentino Angelo Maria D’Elci, donados a la Laurenziana en 1818. Entre las piezas donadas se encuentran gran número de incunables, primeras ediciones de los Clásicos, e incluso ediciones impresas por Aldo Manuzio. Todos ellos pertenecen a los siglos XV a XVIII, resultándome especialmente curioso conocer que los incunables eran encuadernados siempre en cuero rojo, mientras que todas las ediciones posteriores lo eran en verde.
En cuanto a la rotonda en sí, el proyecto le fue encargado al arquitecto Pasquale Poccianti, quien utilizó un estilo neoclásico tanto a nivel arquitectónico como en la decoración: paredes de dos tonos, columnas y suelo de terracota. Se inauguró en 1841 y se utilizó como sala de lectura hasta los años 70 del pasado siglo, cuando los libros que contenía se trasladaron a otras zonas con condiciones más adecuadas de conservación y se viene utilizando como sala de conferencias, seminarios...No me negaréis que sería una experiencia inolvidable asistir a alguno de ellos!
Bueno, pues muy a nuestro pesar debemos decir adiós a la biblioteca, no sin antes dejar unas palabras en el libro de visitas, para volver al Claustro.
Una vez allí, nos dirigimos a nuestra izquierda para acceder a la cripta, que contiene el "Tesoro de San Lorenzo". Se trata del basamento de la Sacristía Vieja, iniciada por Brunelleschi en 1422. Es lugar de gran valor simbólico y funerario, pues aquí se encuentra la tumba de Cosimo "Pater Patriae":
Ese valor se perdió en el siglo XVI, cuando la cripta pasó a ser sede de la Compañía del Santísimo Sacramento, quien encargó la decoración de sus paredes con las pinturas murales de Filippo Giarré, aunque más tarde fuesen cubiertas.
Hoy aquí nos encontramos un tesoro-museo, con una importante cantidad de reliquias y objetos litúrgicos, procedentes en su mayor parte de la propia Basílica de San Lorenzo, pero también de la Capilla de los Santos Cosme y Damian.
Y aquí también, encontramos la tumba de uno de los más grandes escultores del Renacimiento, Donatello, muerto en Florencia en 1466, y enterrado al lado de su gran mecenas. Sin duda, un punto en el que no podemos dejar de detenernos, para rendir nuestro respetuoso y agradecido homenaje a quien nos ha regalado tan hermosas obras de arte:
Y es aquí precisamente donde terminamos hoy, para en nuestro próximo post, adentrarnos en detalle en la fastuosa Basílica, y las monumentales Capillas Mediceas. Espero que hayáis disfrutado del recorrido y os haya podido resultar interesante.
Sin más, me despido como siempre dando la bienvenida a los nuevos seguidores, que espero pasen por aquí ratitos agradables, y por supuesto, agradeciendo de corazón todas vuestras visitas y cariñosos comentarios.
Os deseo a todos una estupenda semana.
Un Abrazo y Sed Felices!
¡Me has traído unos recuerdos maravillosos de mi estancia en Florencia, Mercedes!
ResponderEliminarEs un lugar espectacular, alejada de los grandes focos que atraen a tantos turistas por lo que generalmente se puede visitar con cierta calma. Un paraíso para nosotros, amantes de la historia y del arte.
Mil besos
la sala de lectura es alucinante. el techo es muy bonito, y además refleja mucho la luz. y qué decir de los manuscritos, con lo que me gustan a mí los libros antiguos...
ResponderEliminarimpresiona mucho que todas esas cosas se hayan conservado durante tantos siglos. una vez más, gracias por compartir con nosotros una de tus visitas culturales. siempre aprendemos contigo.
besos!!
Hola Mercedes!!!
ResponderEliminarUn lugar espectacular!!! Y cuántas cosas nos cuentas y muestras.
Gracias por toda la información .
Muchos besos
Mil gracias por hacernos viajar, aunque sea de forma virtual, por un lugar tan maravilloso.
ResponderEliminarA los que nos apasiona el Arte, agradecemos la buena descripción de los lugares que haces y todos los detalles que aportas. Me quedo por aquí a seguirte
Mercedes como lo cuentas es como estar allí, muchas gracias . Susana M
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