Una de las localidades más bellas de Portugal, situada a menos de una hora en tren de Lisboa, es la villa de Sintra, no en vano declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 19 de diciembre de 1995.
Situada en la Sierra de Sintra, la villa nos sorprende con un microclima muy especial, una vegetación exuberante, playas y acantilados, que ya desde el siglo XIV atrajeron a monarquía y nobleza quienes construyeron palacios y suntuosas residencias, instalándose aquí desde conventos y monasterios hasta órdenes militares. Sin embargo es en el siglo XIX cuando alcanza su máximo apogeo, convirtiéndose en lugar de residencia de la monarquía portuguesa, y atrayendo como un imán a numerosos artistas europeos como el sin par Lord Byron quien la definiría como "el Glorioso Edén".
Tras un breve paseo por las estrechas y adoquinadas calles de su casco histórico (al que dedicaremos otro post), resulta visita indispensable uno de los lugares más mágicos y especiales de la villa, máximo exponente de esa explosión romántica que sacudió Sintra en el diecinueve: La Quinta da Regaleira.
Sueño y obra del aristócrata Antonio Augusto Carvalho Monteiro, quien, dueño de tal fortuna que le valió el sobrenombre de “Montero de los millones”, encargó tan particular proyecto al genial arquitecto y escenógrafo italiano Luigi Manini, incorporando además la maestría de los escultores, canteros y talladores que habían trabajado con él en el Palace Hotel de Buçaco.
La Quinta debe su nombre al lugar en el que se ubica, los terrenos de la Vizcondesa da Regaleira, siendo construida ya en el periodo final de la monarquía, entre 1904 y 1910. Carvalho Monteiro era un hombre de gran cultura, espíritu científico, inclinaciones místicas y esotéricas, coleccionista, filántropo, bibliófilo... es decir, el epítome del caballero decimonónico. Por ello, quiso vivir rodeado de todo aquello que le apasionaba, y dejarlo además escrito en piedra, oculto a plena luz, para ser descubierto por aquellos que fueran dignos de ello.
Toda la Quinta está planteada como el escenario de un viaje iniciático, una suerte de peregrinación por un jardín simbólico plagado de referencias a la mitología, al Olimpo, a Dante y Virgilio, a Camões, a la misión templaria de la Orden de Cristo, a grandes místicos y taumaturgos, los enigmas del Arte Real y a la Magna Obra Alquímica.
La entrada para visitantes se encuentra en el la parte superior de la finca, de modo que desde la Plaza de Sintra tendremos que caminar unos ochocientos metros de agradable cuesta arriba bordeando los jardines, hasta que, a medio camino, las elegantes y manuelinas agujas del Palacio empiecen a aparecer en el horizonte.
En esta zona nos encontramos las que fueran dependencias de los empleados de la finca, las caballerizas y el "couch house" (el equivalente al garaje en el que se guardaban los coches de caballos), y una pequeña central eléctrica que abastecía de energía a toda la propiedad.
Si bien arquitectónicamente denotan más sobriedad que los edificios principales, ya podemos ver aquí algunos de los elementos más característicos del estilo manuelino: cuerdas, nudos, perlas, escudos, y sobre todo elementos vegetales, decoran profusamente puertas, balcones, columnas y fachadas.
Estamos en la parte alta de la finca y por ello el impresionante bosque aparece aquí más desordenado, en una exhuberante combinación de especies (limoneros, robles, castaños, cedros, cipreses, pinos de Norfolk...) reflejo del interés de Monteiro por el "primitivismo". Y entre ellos, empezamos a encontrar ya las primeras referencias mitológicas en algunas de sus bellísimas fuentes (no serán éstos los primeros tritones a los que tengamos ocasión de saludar ☺ )
La entrada para visitantes se encuentra en el la parte superior de la finca, de modo que desde la Plaza de Sintra tendremos que caminar unos ochocientos metros de agradable cuesta arriba bordeando los jardines, hasta que, a medio camino, las elegantes y manuelinas agujas del Palacio empiecen a aparecer en el horizonte.
En esta zona nos encontramos las que fueran dependencias de los empleados de la finca, las caballerizas y el "couch house" (el equivalente al garaje en el que se guardaban los coches de caballos), y una pequeña central eléctrica que abastecía de energía a toda la propiedad.
Si bien arquitectónicamente denotan más sobriedad que los edificios principales, ya podemos ver aquí algunos de los elementos más característicos del estilo manuelino: cuerdas, nudos, perlas, escudos, y sobre todo elementos vegetales, decoran profusamente puertas, balcones, columnas y fachadas.
Estamos en la parte alta de la finca y por ello el impresionante bosque aparece aquí más desordenado, en una exhuberante combinación de especies (limoneros, robles, castaños, cedros, cipreses, pinos de Norfolk...) reflejo del interés de Monteiro por el "primitivismo". Y entre ellos, empezamos a encontrar ya las primeras referencias mitológicas en algunas de sus bellísimas fuentes (no serán éstos los primeros tritones a los que tengamos ocasión de saludar ☺ )
Paseando por el jardín llegamos al imponente "Portal de los Guardianes".
Compuesto por una estructura semicircular rematada por dos torres laterales y con un minarete central, desde aquí los "guardianes" (dos tritones) protegen la entrada (o la salida, dependiendo de cómo se iniciase el recorrido) de uno de los puntos más emblemáticos de la Quinta (y muy probablemente el que atrae al mayor número de visitantes): el "Pozo Iniciático". Es decir, con eterno celo custodian los "guardianes", ajenos al devenir del tiempo, la puerta que separa el mundo exterior del inframundo, vedada para aquellos que no lograsen superar el misterioso y legendario ritual de iniciación.
Frente al "Portal de los Guardianes" se alzan otras dos estructuras cargadas de simbolismo: la "Torre de los Mundos Celestes" y la "Torre del Zigurat" bajo las cuales se encuentra una enorme cisterna de agua que abastece las fuentes y estanques, o el gran "Lago de la catarata".
Inspirada en las construcciones místicas de sumerios y asirios, la "Torre del Zigurat" ( piramidal y escalonada, de base cuadrada y con terraza) tiene por objeto la ascensión hasta el templete que la culmina, para estar, así, más cerca de los dioses.
A no mucha distancia nos encontramos con otro de los elementos más llamativos del jardín, la "Torre da Regaleira". Construida para que quien subiese a ella tuviera la sensación de encontrarse en el eje del mundo, nos ofrece unas vistas maravillosas de la Quinta e incluso de Sintra. Construida sobre la "Gruta de Leda" como símbolo de naturaleza alquímica, pretende simbolizar la unión en este caso del cielo y la tierra.
Bueno, pues llegamos por fin al elemento más llamativo y misterioso de la Quinta, el célebre y celebrado "Pozo Iniciático". Escondida en un conjunto megalítico formado por enormes rocas cubiertas de musgo, se encuentra la entrada (aunque, a riesgo de romper algún corazón, debo decir que muy escondida ya no está pues una larga cola de visitantes nos anticipa que allí la vamos a encontrar) a una torre invertida de 27 metros de profundidad que pretende llevarnos al mismo centro de la tierra. Inspirado en la Divina Comedia de Dante, el pozo consta de nueve pisos (nueve niveles) que representarían los nueve círculos del Infierno o los nueve cielos del Paraiso, según el recorrido iniciático elegido.
Las escaleras, muy estrechas y en espiral, giran en el sentido de las agujas del reloj, agrupadas de quince en quince escalones, hasta completar 139 (el lugar está repleto de referencias alquímicas, masónicas y esotéricas). De este modo, en semipenumbra, acariciando unas paredes de piedra húmedas y cubiertas de musgo, el hombre realiza un simbólico descenso a los infiernos para desde aquí renacer a una nueva vida espiritual.
En el fondo del Pozo nos encontramos embutida en mármol con una rosa de los vientos sobre una cruz templaria, fusionando así el escudo herádico de los Carvalho Monteiro con la Orden del Temple (algunos dicen que los nueve pisos del Pozo simbolizan a los nueve caballeros fundadores de la Orden).
Desde aquí, un sin fin de grutas nos conducirán por el verdadero infierno (todo el recorrido subterráneo de la Quinta conduce al Pozo Iniciático), hasta que, a medida que vayamos alcanzando la perfección espiritual, podamos renacer a una nueva luz exterior (en mi caso en la "Gruta del Este" ☺)
Continuamos nuestro camino por los hermosos jardines para dirigirnos hacia el "Palacio da Regaleira". Estamos en la parte baja de la finca y por ello los jardines empiezan a presentar un mayor orden y un aspecto menos salvaje, aunque nos continúan sorprendiendo las innumerables especies vegetales que aquí se concentran.
Pero antes de llegar al Palacio, debemos detenernos en una pequeña joya dentro de todo este sin par mundo de las maravillas, la "Capilla de la Santísima Trinidad", verdadero tesoro del estilo neomanuelino. Construida en piedra blanca, en su fachada están representados, a ambos lados, Santa Teresa de Avila y San Antonio, y en el centro, el Misterio de la Anunciación.
En su interior nos volvemos a encontrar con referencias a la Orden del Temple (veremos la cruz templaria en el suelo de la capilla) o una esfera armilar sobre la que descansa la Cruz de la Orden de Cristo. La cabecera se encuentra decorada con un mosaico que representa la coronación de la Virgen, quien aparece vestida con los tres colores alquímicos: blanco, rojo y azul, además de una faja dorada que simboliza el oro alquímico y la suma de todas las virtudes.
A continuación nos encontramos en el "Salón del Renacimiento", antigua sala de estar, cuya decoración está inspirada en el Renacimiento italiano.
En la primera planta están las habitaciones privadas de la familia, la zona de estudio y de juegos infantiles. En la segunda, la "Sala Octogonal" que da acceso a la terraza de la misma forma (nuevamente vemos una referencia a la simbología templaria), así como los dormitorios privados y la biblioteca. Finalmente en la tercera planta veremos la torre neo-medieval en la esquina norte del Palacio, en cuyo interior se encontraba el estudio privado del propietario conectado a través de una pequeña escalera con su laboratorio alquímico y las terrazas.
Y así concluimos nuestra visita, alejándonos del misterioso Palacio por el "Paseo de los Dioses", alameda compuesta por la alineación de estatuas de divinidades clásicas como Fortuna, Orfeo, Venus, Flora, Vulcano o Hermes. Sin duda nadie mejor para decirnos "hasta pronto".
Bueno, pues esto es todo cuanto quería compartir hoy con vosotros. Si habéis llegado hasta aquí, muchísimas gracias; espero que os haya podido resultar entretenido e interesante y os animéis a hacer una visita. Yo, que queréis que os diga, me lo pasé como una enana ☺
Y sin más me despido como siempre dando la bienvenida a los nuevos seguidores y agradeciendo de corazón todas vuestras visitas y cariñosos comentarios.
Un Abrazo y Sed Felices.
Compuesto por una estructura semicircular rematada por dos torres laterales y con un minarete central, desde aquí los "guardianes" (dos tritones) protegen la entrada (o la salida, dependiendo de cómo se iniciase el recorrido) de uno de los puntos más emblemáticos de la Quinta (y muy probablemente el que atrae al mayor número de visitantes): el "Pozo Iniciático". Es decir, con eterno celo custodian los "guardianes", ajenos al devenir del tiempo, la puerta que separa el mundo exterior del inframundo, vedada para aquellos que no lograsen superar el misterioso y legendario ritual de iniciación.
Frente al "Portal de los Guardianes" se alzan otras dos estructuras cargadas de simbolismo: la "Torre de los Mundos Celestes" y la "Torre del Zigurat" bajo las cuales se encuentra una enorme cisterna de agua que abastece las fuentes y estanques, o el gran "Lago de la catarata".
Inspirada en las construcciones místicas de sumerios y asirios, la "Torre del Zigurat" ( piramidal y escalonada, de base cuadrada y con terraza) tiene por objeto la ascensión hasta el templete que la culmina, para estar, así, más cerca de los dioses.
A no mucha distancia nos encontramos con otro de los elementos más llamativos del jardín, la "Torre da Regaleira". Construida para que quien subiese a ella tuviera la sensación de encontrarse en el eje del mundo, nos ofrece unas vistas maravillosas de la Quinta e incluso de Sintra. Construida sobre la "Gruta de Leda" como símbolo de naturaleza alquímica, pretende simbolizar la unión en este caso del cielo y la tierra.
Bueno, pues llegamos por fin al elemento más llamativo y misterioso de la Quinta, el célebre y celebrado "Pozo Iniciático". Escondida en un conjunto megalítico formado por enormes rocas cubiertas de musgo, se encuentra la entrada (aunque, a riesgo de romper algún corazón, debo decir que muy escondida ya no está pues una larga cola de visitantes nos anticipa que allí la vamos a encontrar) a una torre invertida de 27 metros de profundidad que pretende llevarnos al mismo centro de la tierra. Inspirado en la Divina Comedia de Dante, el pozo consta de nueve pisos (nueve niveles) que representarían los nueve círculos del Infierno o los nueve cielos del Paraiso, según el recorrido iniciático elegido.
Las escaleras, muy estrechas y en espiral, giran en el sentido de las agujas del reloj, agrupadas de quince en quince escalones, hasta completar 139 (el lugar está repleto de referencias alquímicas, masónicas y esotéricas). De este modo, en semipenumbra, acariciando unas paredes de piedra húmedas y cubiertas de musgo, el hombre realiza un simbólico descenso a los infiernos para desde aquí renacer a una nueva vida espiritual.
En el fondo del Pozo nos encontramos embutida en mármol con una rosa de los vientos sobre una cruz templaria, fusionando así el escudo herádico de los Carvalho Monteiro con la Orden del Temple (algunos dicen que los nueve pisos del Pozo simbolizan a los nueve caballeros fundadores de la Orden).
Desde aquí, un sin fin de grutas nos conducirán por el verdadero infierno (todo el recorrido subterráneo de la Quinta conduce al Pozo Iniciático), hasta que, a medida que vayamos alcanzando la perfección espiritual, podamos renacer a una nueva luz exterior (en mi caso en la "Gruta del Este" ☺)
Continuamos nuestro camino por los hermosos jardines para dirigirnos hacia el "Palacio da Regaleira". Estamos en la parte baja de la finca y por ello los jardines empiezan a presentar un mayor orden y un aspecto menos salvaje, aunque nos continúan sorprendiendo las innumerables especies vegetales que aquí se concentran.
En su interior nos volvemos a encontrar con referencias a la Orden del Temple (veremos la cruz templaria en el suelo de la capilla) o una esfera armilar sobre la que descansa la Cruz de la Orden de Cristo. La cabecera se encuentra decorada con un mosaico que representa la coronación de la Virgen, quien aparece vestida con los tres colores alquímicos: blanco, rojo y azul, además de una faja dorada que simboliza el oro alquímico y la suma de todas las virtudes.
Y finalmente nos disponemos ya a visitar el Palacio. Su imponente fachada es un claro exponente del estilo manuelino: agujas, pináculos y fantásticas gárgolas; cuerdas, nudos, esferas... representantes de la epopeya náutica portuguesa, elementos del mundo vegetal, y entre los elementos simbólicos un pelícano que se infiere una herida para alimentar a sus crías con su propia sangre, símbolo que representa a Cristo y fuese muy utilizado por la masonería. Toda la decoración estuvo a cargo del escultor José da Fonseca.
Al acceder a la planta baja, nos adentramos en la "Sala de Caza", hermoso comedor presidido por una impresionante chimenea, de un blanco impoluto, decorada con escenas alegóricas a la caza, y rematada por la figura de un cazador con sus perros. Tanto los mosaicos venecianos del suelo, como la decoración del techo hacen referencia al "ciclo de la vida".
Pasamos a la "Sala de los Reyes", antigua sala de billar, en la que, en un maravilloso techo artesonado, aparecen representados los monarcas portugueses: 20 reyes y 4 reinas, así como los escudos de Oporto, Braga, Coimbra y Lisboa. Sobre la chimenea se encontraba el escudo de armas de Monteiro, habiendo sido remplazado por el escudo de la ciudad de Sintra.
Y así concluimos nuestra visita, alejándonos del misterioso Palacio por el "Paseo de los Dioses", alameda compuesta por la alineación de estatuas de divinidades clásicas como Fortuna, Orfeo, Venus, Flora, Vulcano o Hermes. Sin duda nadie mejor para decirnos "hasta pronto".
Bueno, pues esto es todo cuanto quería compartir hoy con vosotros. Si habéis llegado hasta aquí, muchísimas gracias; espero que os haya podido resultar entretenido e interesante y os animéis a hacer una visita. Yo, que queréis que os diga, me lo pasé como una enana ☺
Y sin más me despido como siempre dando la bienvenida a los nuevos seguidores y agradeciendo de corazón todas vuestras visitas y cariñosos comentarios.
Un Abrazo y Sed Felices.
Tuve la bendicion de visitar ese lugar cuando vivi en Portugal, es realmente precioso, que bonitas fotos!
ResponderEliminarBesos