Siempre me ha encantado Toulouse-Lautrec. Lo cierto es que no sólo me ha interesado su obra, representativa de ese bohemio Paris de fin de siglo en el que tanto me hubiese gustado vivir, sino su propia vida personal, torturada por el dolor, la enfermedad y la limitación física. Por ello, cuando supe que en Madrid se estaba celebrando la exposición "Toulouse-Lautrec y los placeres de la belle époque", no dudé en acercarme a visitarla en cuanto tuve un momento libre.
Se trata además de una exposición muy especial, pues reúne en España por primera vez, una de las dos únicas colecciones completas que existen en el mundo de los carteles creados por Toulouse-Lautrec, concretamente la procedente del "Musée d’Ixelles" de Bruselas. Y es que Toulouse, entre sus muchas facetas artísticas, destacó por elevar el cartel a la categoría de obra de arte, confiriéndole un importante carácter publicitario que ha perdurado hasta nuestros días, y siendo la fuente de la que bebieran muchos de sus contemporáneos como Alfons Mucha o Jules Cheret.
Por todo ello, la exposición está diseñada para presentar al público, a través de 65 carteles del artista y algunos de sus coetáneos, los cambios que la modernidad traería en los últimos años del siglo XIX y principios del XX, afectando no sólo a las artes, literatura, espectáculos, sino a los propios usos sociales, moda, presencia de la mujer... Se empieza a implantar una nueva mentalidad, más abierta, más preocupada por explorar nuevos placeres y por hacerlos extensivos a un mayor número de ciudadanos, sin importar su clase social. Qué os parece? Os apetece acompañarme?
La exposición está estructurada en cuatro secciones. La primera de ellas, denominada: Los placeres de la noche. El cabaret parisién, está dedicada a la noche en la ciudad de la luz, que, gracias al aumento de población, se convirtió en una gran fiesta llena de espectáculos de cabaret, sensualidad, música y humor, en la que coexisten diferentes clases sociales y en las que triunfan grandes estrellas como Aristide Bruant o Jane Avril.
Es precisamente la famosa bailarina de can-can del "Moulin Rouge" quien nos da la bienvenida, en uno de los carteles más conocidos de Toulouse, aquel en el que aparece retorciéndose con el sensual movimiento de una serpiente:
O en el famosísimo afiche 'La compañía de Mademoiselle Eglantine', en el que además podemos inmortalizarnos:
En cuanto al célebre cantante Aristide Bruant, aunque burgués de nacimiento, aprendió pronto el lenguaje y los hábitos populares, incorporándolos a sus canciones. Utilizando la sátira para ridiculizar a los "nuevos ricos" y ataviado con una capa de terciopelo negro, botas altas y una larga bufanda roja, adquirió pronto tal fama en los escenarios que llegaría a ser el dueño de su propio cabaret en Montmatre, "Les Mirlitons". Allí conoció a Toulouse, allí se hicieron amigos, y así le inmortalizó el artista para siempre:
En esta serie, a Bruant le acompañan los carteles que el pintor realizó para dos de sus amigas: May Milton bailarina y cantante inglesa, cuyo espectáculo destacaba por su aparición en escena ataviada con ropas infantiles, y May Belfort, para cuya presentación en el "Petit Casino de París" en 1895, creó este cartel con clara influencia japonesa, tan de moda en ese momento:
La segunda parte de la exposición se denomina Los placeres de los escenarios. En ella vamos a encontrar numerosos carteles dedicados ya no sólo al cabaret, sino a espectáculos tradicionales destinados a un público más culto y selecto, y a los que se representaban en nuevas y pequeñas salas, empezando a ofrecer un repertorio más popular y variado:
"Moulin Rouge. La Goulue" fue el primer cartel que realizó Toulouse-Lautrec en 1891. Logró éxito inmediato de público.
"Paris Cancan. Moulin Rouge" (1890), de Cheret.
Carteles de Alfons Mucha para las distintas obras de Sarah Bernhardt
Cartel para Loie Fuller como "Salomé", de Georges de Feure
El famosísimo cartel diseñado por Steinlen para el cabaret "Le chat noir".
Esta imagen nos asalta por doquier cada vez que visitamos París.
Bien, pasamos ahora a la tercera parte: Los placeres literarios y artísticos. Dado que en esta época la literatura alcanza gran efervescencia, impulsada por los nuevos aires modernistas, y popularizada por la expansión de la imprenta, nuestro artista se dedica a elaborar numerosos carteles, para publicitar publicaciones, periódicos, obras teatrales y ferias de arte.
Particularmente considero que las ilustraciones de esta zona, tales como las realizadas para los relatos por entregas o la Exposición Universal, demuestran en toda su sencillez, en sus trazos apenas esbozados pero enormemente expresivos, la genialidad de Toulouse-Lautrec. Realmente una de mis secciones favoritas:
Fascinante la creación de la bandera francesa con los colores de los caballos.
Aquí, junto a las obras del propio autor, tenemos también algunas de sus contemporáneos como el propio Steinlen:
Bueno, pues casi sin darnos cuenta, llegamos ya a la última parte de la muestra: Los placeres modernos. El consumo. En esta sección podemos decir que encontramos los carteles verdaderamente publicitarios, tal y como los concebimos hoy. A través de ellos, en realidad somos conscientes del nacimiento de la sociedad de consumo, que experimentó un gran auge gracias al creciente poder adquisitivo de los ciudadanos y que contribuyó a la consiguiente expansión del comercio.
El cartel se convierte en un medio "publicitario", pero conservando en todo momento su elevado componente artístico:
"La cadena Simpson" (1896) encargo a Toulouse-Lautrec del propietario de un negocio de bicicletas.
"El fotógrafo Sescau" (1894), de Toulouse-Lautrec, cartel con un toque de humor dedicado a un fotógrafo que conocía el artista y en el que terminamos como empezamos, con Jane Avril de protagonista.
Y de esta forma hemos llegado al final de una exposición, en la que además podemos disfrutar de algunos audiovisuales, sobre las costumbres sociales, la moda o los grandes hitos arquitectónicos del París que se preparaba para despedir al siglo XIX y recibir al XX.
Absolutamente recomendable, espero que os haya gustado este pequeño recorrido virtual; para mí ha sido un placer compartirlo con todos vosotros. Eso sí, debo pedir disculpas por la calidad de las fotos, pues ya sabéis que en estas exposiciones, si está permitido tomarlas es siempre sin flash.
Sin más, me despido como siempre dando a bienvenida a los nuevos seguidores, esperando que se sientan como en casa. Del mismo modo, quiero agradecer de corazón todas vuestras visitas, y que dediquéis un ratito de vuestro tiempo a dejar algún comentario, idea sugerencia que me ayuden a seguir perfeccionado cada día.
Os deseo un feliz fin de semana, y aquellos que disfrutéis del puente del 1 de Mayo, aprovechadlo a tope, y sobre todo recargad bien las pilas.
Un Fuerte Abrazo y Sed Felices!
Qué lujazo, Mercedes, para las que no hemos podido visitar esta exposición única, poder hacerlo ahora de tu mano y de forma tan exhaustiva y con toda clase de explicaciones.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, corazón. Un beso muy fuerte!
Muchas gracias a ti Isabel, no sabes cuánto me alegra que te haya gustado la entrada.
EliminarUn beso y disfruta de los días festivos.
Mil gracias por este recorrido virtual cargado de maravillosas y certeras explicaciones, Mercedes.😉
ResponderEliminarGracias a tí, el primer café de hoy lo he vivido en el Paris de la bohemia.
Mil besos.
Muchas gracias a ti Isabel, me hace mucha ilusión que lo hayas disfrutado.
EliminarUn beso enorme.
Genial, querida Mercedes. Una exposición y un recorrido perfectamente detallados e ilustrados. Gracias!
ResponderEliminarGracias Lali, me alegro muchísimo que te haya gustado.
EliminarUn besazo.